La Rioja atrae a visitantes de todo el mundo por la fama de sus vinos y termina conquistando con la riqueza de una cocina que nunca ha despegado los pies de la tierra. Las bodegas de última generación y los restaurantes de vanguardia miran al futuro pero continúan fieles a una cultura gastronómica basada en el respeto por la materia prima y el cariño de la tradición. ¿Hay algo más humilde y placentero que un vaso de vino acompañado de buen pan y de un auténtico Chorizo Riojano?
Familias de bodegueros, panaderos y chacineros continúan la labor de generaciones pasadas adaptándose a los nuevos tiempos, pero sin perder de vista la autenticidad que los hace únicos. Los riojanos aman su región y sus productos, no en vano disfrutan de una de las gastronomías más ricas del país que sabe sacar lo mejor de la tierra. Una huerta generosa y fértiles sierras son el marco ideal para el cultivo de viñedos, verduras y cereales, y también para la crianza del cerdo que dio origen al Chorizo Riojano.
El éxito de su cocina se basa en mimar los productos locales, y ese buen hacer los ha hecho merecedores de reconocimientos como el sello de Indicación Geográfica Protegida Chorizo Riojano o los prestigiosos vinos con Denominación de Origen Protegida. Dice el refrán que “con chorizo, pan y vino se hace el camino”, y eso los riojanos lo cumplen a rajatabla.
La antigua vida del campo no era fácil pero las penas eran menos cuando se llevaba en el zurrón una bota de vino, una hogaza de pan y la imprescindible sarta de Chorizo Riojano. Una comida sencilla pero reconfortante que devolvía las energías y levantaba el ánimo a cualquiera después de pasar horas faenando. Aunque los modos de vida se hayan modernizado hoy, los riojanos no renuncian al placer de las cosas sencillas, y no hay fiesta en la que no vuelvan a sacar a relucir sus productos favoritos.
Fiestas cargadas de tradición y sabor
En La Rioja se practica con pasión el noble arte del cuchareo aprovechando las verduras y legumbres locales, siempre bien acompañadas de la chacinería que ofrece la matanza del cerdo. Las patatas a la riojana, con el inconfundible sabor del Chorizo Riojano, son sin duda su plato estrella, que nunca estará completo sin un buen pedazo de pan. Pero nada de panes insípidos prefabricados, aquí se siguen horneando esas hogazas que saben a pueblo, con esa miga que solo los panaderos de verdadero oficio saben conseguir. Y todo regado, cómo no, con uno de sus afamados vinos.
Cuando llegan días de fiesta los riojanos no se olvidan de sus productos más queridos y no dudan en convertirlos en los grandes protagonistas. En una tierra con tanta tradición de panaderos y chacineros era inevitable adoptar la receta del bollo preñau asturiano, perfeccionada y convertida ya en parte de la cultura gastronómica riojana. Los vecinos de cada localidad saben dónde encontrar las panaderías que llenan las calles del inconfundible aroma a pan recién horneado relleno de chorizo, un olor que abre el apetito a cualquier hora. Es un bocado irresistible recién hecho, todavía caliente, pero también estupendo para llevar para el almuerzo, la merienda o el picoteo de antes de la cena.
La tradición del pan con chorizo hace tiempo que asentó sus propias raíces en estas tierras. En algunos lugares como Alfaro se prepara una especialidad local, llamada culeca, imprescindible en el jueves lardero. Se trata de un suculento bollo relleno de huevo y chorizo con el que se despide la carne hasta después de la Cuaresma. ¿Y cómo se celebra el fin de la Semana Santa? Por supuesto, dando de nuevo la bienvenida al chorizo en la mesa, esta vez en forma de tortilla y de nuevo acompañada de pan y vino.
Es sin duda la unión perfecta de productos cuyo origen se pierde en los principios de los tiempos, con una apariencia humilde y sencilla. Pero en La Rioja saben que para conseguir un producto excepcional se necesitan muchos años de trabajo y dedicación vocacional. Y es que otra característica común que une a bodegueros, panaderos y chacineros es la pasión con la que viven su profesión y que saben contagiar a todo aquel que degusta sus productos.
En las tapas del bar, en la pausa del almuerzo, en las excursiones al aire libre, en las comidas familiares... La Rioja sabe a vino, chorizo y pan en todos sus rincones. Solo hay que acercarse a cualquiera de sus fiestas para comprobarlo, y el municipio de Badarán es uno de los mejores ejemplos. Haciendo honor al eslógan de la localidad, “Badarán: vino, chorizo y pan”, durante su festival de verano se reparten estos productos entre vecinos y visitantes. Es una entrañable y apetitosa forma de celebrar la calidad de su gastronomía y de compartir sus bondades con el resto del mundo.