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Hoy en día, el Chorizo Riojano IGP es uno de los reyes de cualquier supermercado. Su sabor, sus ingredientes 100% naturales y su característica forma de herradura son conocidos por la mayoría de los consumidores. Pero para llegar hasta aquí han tenido que pasar décadas de dedicación y cuidados a un producto de un intenso arraigo en la cultura riojana. ¿Quieres que te contemos cuál es su historia?

Desde siempre, la fabricación de chacinas ha sido una actividad artesanal y familiar en La Rioja. Pero fue durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del siglo XX cuando la industria cárnica y de conservas empezó a comercializar con el chorizo. La gran aceptación que tuvieron productos en conserva como los tomates, los pimientos o los melocotones llevó pronto a los productores a probar con las conservas del chorizo. Que además, tuvieron también un gran éxito.

Es difícil encontrar vestigios del chorizo riojano fuera de la región antes de 1890. Hasta entonces solo casas de ultramarinos en las grandes ciudades como Madrid o más cercanas como Bilbao, Pamplona y Zaragoza lo distribuían. La mayoría de ellas tenían dueños riojanos y de ahí la conexión con nuestros productos.

Sin embargo, con los inicios del siglo XX empieza a desarrollarse en La Rioja toda una red de empresas de actividades complementarias: granjas, vendedores de tripas, hojalateros, impresores, transportistas… Y aunque el chorizo riojano debía competir con otras chacinas llegadas de otros lugares de Europa: los salchichones de Vich, Milán y Lyon, las mortadelas de Bolonia o Turín e incluso el famoso chorizo de Pamplona, fue en este momento cuando la industria del chorizo riojano empezó su despegue.

Muy pronto, las estaciones de ferrocarril de Cenicero, Logroño, Haro y Santo Domingo sirvieron de punto de partida para que el chorizo riojano llegara a mercados cada vez más lejanos. En pocos años se haría famoso en toda España, llegando incluso a las Islas Canarias, tal y como puede verse en la publicidad de la época. Y todo, gracias a una extensa red de representantes comerciales que crecía al mismo ritmo que la demanda.

Los pedidos llegaban de todas partes y desde La Rioja los abastecíamos todos. Pero nada de esto hubiera sido posible sin la creación de una industria fuerte gracias a los avances tecnológicos y sanitarios de principios de siglo y que asentaron la fabricación del chorizo riojano que conocemos hoy: el Chorizo Riojano IGP.

Para nosotros es un honor cuidar del legado que nos han dejado décadas y décadas de minucioso trabajo. Por eso ponemos tanto empeño en nuestros chorizos. Y por eso nos encanta saber que tú siempre notas el cariño que ponemos en ellos 🙂

 

Fuente: Historias del Comercio e Industria Riojana de Santi de Santos